Thursday, August 9, 2012

Colombia: 47 – 48 por ciento

Colombia: 47 – 48 por ciento – por Vicente Torrijos R.

Ningún gobierno que se respete toma decisiones basado exclusivamente en encuestas de opinión. Asimismo, ningún gobierno en sus cinco sentidos puede desconocer los resultados de las encuestas responsables.
El falso dilema basado en que es necesario tomar partido a favor o en contra de las mediciones ha llevado a muchos dirigentes a perder el rumbo, a otros a recrudecer el autoritarismo y a muchos más a guarecerse en una especie de egocentrismo, indiferente y estructural.

Dicho de otro modo, la encuesta Ipsos de hace ocho días, y otras mediciones similares, han puesto en serios aprietos al presidente Santos que, por su propia concepción unitaria de la política, es mucho más sensible a estos temas de lo que podría pensarse. En concreto, a todo presidente basado en modelos de unidad nacional y balances de poder no le es fácil comprender por qué las encuestas no reflejan una aceptación inercial, amplia y contundente de la población.
Constatar cómo su imagen favorable se deteriora en caída libre a lo largo de los dos años del mandato (73 – 71 – 64 – 58 – 47 por ciento) y que la desfavorable ya es incluso superior (48 por ciento) debe resultarle profundamente traumático a un Jefe del Estado que tal vez quisiera pasar a la historia como “conciliador”, “unificador” y “pacificador” tanto en política interna como en relaciones internacionales.
De tal modo, y por simple emotividad, el Presidente puede caer fácilmente en la tentación del populismo (“Vuelta a Colombia” incluida), las concesiones generalizadas y la improvisación recurrente, soslayando los ejes decisionales sobre los que el ciudadano quiere tener claridad, certeza y firmeza.
Porque no se trata tan solo de la reelección -a la que tendría que renunciar más por la fuerza de las cifras que por “generoso desprendimiento del poder”- sino de la insatisfacción ciudadana (54 vs. 42 por ciento), de la sensación de que hoy se vive peor que hace un año (35 vs. 23) y de la idea central de que no está cumpliendo lo prometido como candidato (60 por ciento).
De hecho, el Presidente podrá seguir adelante con los planes reactivos de sus asesores de imagen que lo desnaturalizan y lo desdibujan, o podrá seguir poniendo paños de agua tibia y afirmando que “a veces las encuestas dicen cosas que no son ciertas”.
El problema es que en muchas ocasiones, y en muchas democracias, las encuestas también dicen cosas que son impecablemente ciertas.

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