Yuriria Sierra
Yes que su historia da (ha dado)
muchos capítulos. Para la especulación interliteraria, incluso. Aunque
no se ha confirmado por ninguno de los involucrados, y menos aún por Arturo Pérez Reverte, su vida mueve a imaginar que en algo se asimila a La reina del sur.
Es Sandra Ávila Beltrán, La Reina del Pacífico, la misma que fue detenida en 2007 al salir de un restaurante en el sur de la Ciudad de México, buscada entonces por sus nexos con el cártel de Sinaloa y Joaquín El Chapo Guzmán. Cargos que la Procuraduría General de la República no logró acreditar, una de las batallas más duras que enfrentó La Reina y que logró vencer. Estaba ya con un pie afuera, estaba a punto de recuperar su libertad, le faltaban apenas un par de procesos que se pintaban mucho más sencillos que los ya librados ante autoridades mexicanas, pero no, no lo logró.
Finalmente, después de más dos años de un proceso en el que sus abogados fueron librándola de los cargos que se le imputaban en México, y que a toda costa intentaron impedir la extradición solicitada por el gobierno de Estados Unidos (propósito para el cual ya habían obtenido un amparo el año pasado), Sandra Ávila Beltrán está ya en territorio estadunidense: fue entregada ayer por la mañana a autoridades del país vecino en el Aeropuerto Internacional de Toluca. Deberá enfrentar a una Corte Federal de Distrito para el Distrito Sur de Florida. Se le acusa de asociación delictuosa, según lo informó la PGR; y es que ella formaba parte de una organización dedicada a la compra, venta y distribución de cocaína de Colombia a Estados Unidos, que ella misma operó por cinco años, de 1999 a 2004.
Desde 2010, La Reina del Pacífico se encontraba recluida en el Centro Federal de Readaptación Social Femenil Número 4 Noroeste, en la ciudad de Tepic, Nayarit, donde vivió el proceso por la solicitud de extradición; se hacía ella ya casi libre, pero le falló el “factor sorpresa”, lo mismo que le ocurrió aquel día de su detención en el Vips de San Jerónimo.
Un nuevo capítulo a su, sí, interesante vida, pues aún se recuerda a aquella Sandra Ávila Beltrán que en sus primeras declaraciones tras su detención aseguraba que no era una narcotraficante, que vivía de lo que ganaba como comerciante (“vendiendo ropa”, dijo), algo que a todas luces no le hubiera permitido vivir en opulencia. Y es que, aun presa, jamás se deshizo de la actitud que la hizo sentirse y saberse reina. La Reina del Pacífico. Ahora seguiremos de lejos lo que con ella ocurra en los próximos meses, como lo hemos hecho con el otro extraditado: uno de sus acérrimos enemigos, Osiel Cárdenas Guillén. Así pues, la primera captura de importancia del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa se convierte, presumiblemente, en su última extradición...
Addendum. Que lo demanden, que él solito irá a la PGR para que los priistas no se desgasten en la acusación, que hagan lo que puedan, que ya el fuero se le acaba, que, si pueden, que lo encarcelen. Así, tan seguro y a lo macho retó Ricardo Monreal a Luis Videgaray y a Eruviel Ávila, tras la intención de los priistas de emprender acción legal en su contra por las acusaciones que éste ha hecho sobre la presunta triangulación de fondos del que fuera coordinador de Enrique Peña Nieto y el gobierno del Estado de México que encabeza Ávila, y que habría engordado los recursos de la campaña del ex gobernador mexiquense, hoy casi Presidente electo, a menos que el TEPJF diga lo contrario, que es casi imposible que ocurra. Por lo pronto, Ricardo Monreal, al ser senador y líder de la bancada petista, posee ese fuero constitucional que impediría cualquier acción legal en su contra... claro, mientras dura en el Senado, que ya no es tanto, pues en septiembre llega la próxima legislatura. Y lo sabe, pero aun así retó a los priistas a preparar la denuncia en su contra. A pleito del más macho comienza a reducirse lo que AMLO, Monreal y compañía esperaban fuera su intención de validación, el golpazo que la democracia esperaba y que los convertiría en héroes o mártires o ambos...
Es Sandra Ávila Beltrán, La Reina del Pacífico, la misma que fue detenida en 2007 al salir de un restaurante en el sur de la Ciudad de México, buscada entonces por sus nexos con el cártel de Sinaloa y Joaquín El Chapo Guzmán. Cargos que la Procuraduría General de la República no logró acreditar, una de las batallas más duras que enfrentó La Reina y que logró vencer. Estaba ya con un pie afuera, estaba a punto de recuperar su libertad, le faltaban apenas un par de procesos que se pintaban mucho más sencillos que los ya librados ante autoridades mexicanas, pero no, no lo logró.
Finalmente, después de más dos años de un proceso en el que sus abogados fueron librándola de los cargos que se le imputaban en México, y que a toda costa intentaron impedir la extradición solicitada por el gobierno de Estados Unidos (propósito para el cual ya habían obtenido un amparo el año pasado), Sandra Ávila Beltrán está ya en territorio estadunidense: fue entregada ayer por la mañana a autoridades del país vecino en el Aeropuerto Internacional de Toluca. Deberá enfrentar a una Corte Federal de Distrito para el Distrito Sur de Florida. Se le acusa de asociación delictuosa, según lo informó la PGR; y es que ella formaba parte de una organización dedicada a la compra, venta y distribución de cocaína de Colombia a Estados Unidos, que ella misma operó por cinco años, de 1999 a 2004.
Desde 2010, La Reina del Pacífico se encontraba recluida en el Centro Federal de Readaptación Social Femenil Número 4 Noroeste, en la ciudad de Tepic, Nayarit, donde vivió el proceso por la solicitud de extradición; se hacía ella ya casi libre, pero le falló el “factor sorpresa”, lo mismo que le ocurrió aquel día de su detención en el Vips de San Jerónimo.
Un nuevo capítulo a su, sí, interesante vida, pues aún se recuerda a aquella Sandra Ávila Beltrán que en sus primeras declaraciones tras su detención aseguraba que no era una narcotraficante, que vivía de lo que ganaba como comerciante (“vendiendo ropa”, dijo), algo que a todas luces no le hubiera permitido vivir en opulencia. Y es que, aun presa, jamás se deshizo de la actitud que la hizo sentirse y saberse reina. La Reina del Pacífico. Ahora seguiremos de lejos lo que con ella ocurra en los próximos meses, como lo hemos hecho con el otro extraditado: uno de sus acérrimos enemigos, Osiel Cárdenas Guillén. Así pues, la primera captura de importancia del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa se convierte, presumiblemente, en su última extradición...
Addendum. Que lo demanden, que él solito irá a la PGR para que los priistas no se desgasten en la acusación, que hagan lo que puedan, que ya el fuero se le acaba, que, si pueden, que lo encarcelen. Así, tan seguro y a lo macho retó Ricardo Monreal a Luis Videgaray y a Eruviel Ávila, tras la intención de los priistas de emprender acción legal en su contra por las acusaciones que éste ha hecho sobre la presunta triangulación de fondos del que fuera coordinador de Enrique Peña Nieto y el gobierno del Estado de México que encabeza Ávila, y que habría engordado los recursos de la campaña del ex gobernador mexiquense, hoy casi Presidente electo, a menos que el TEPJF diga lo contrario, que es casi imposible que ocurra. Por lo pronto, Ricardo Monreal, al ser senador y líder de la bancada petista, posee ese fuero constitucional que impediría cualquier acción legal en su contra... claro, mientras dura en el Senado, que ya no es tanto, pues en septiembre llega la próxima legislatura. Y lo sabe, pero aun así retó a los priistas a preparar la denuncia en su contra. A pleito del más macho comienza a reducirse lo que AMLO, Monreal y compañía esperaban fuera su intención de validación, el golpazo que la democracia esperaba y que los convertiría en héroes o mártires o ambos...
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