Matar al padre
En la vida es más fácil estar contra algo
que hacer algo. Ese PAN redentor que iba a sacar a México del atraso priista
terminó por no hacer lo que prometió.
Antonio Navalón
La
prueba más difícil para un partido político es saber cómo le afecta el poder.
En
la vida, como sabemos, es
más fácil estar contra algo que hacer algo. Acción Nacional
(ese PAN redentor que iba a sacar a México del atraso priista, que sería
garante de una política sin clientelismo ni corrupción, y de una versión
distinta de la ley de Herodes, el PAN de los mil días, el que iba a producir la
modernización del país) terminó por no hacer lo que prometió.
Sin
duda alguna, dicho partido tiene un papel fundamental cuando se trata de
comprender la historia mexicana moderna. Desafortunadamente para los panistas,
no hay que referirse al partido cuando estuvo en el poder, sino a aquel tiempo
en el que desarrolló el gran cambio del Estado a través de pactos entre Diego
Fernández de Cevallos y Carlos Salinas de Gortari.
Hoy
Felipe Calderón es uno de los políticos más vigorosos del panorama nacional.
Observe usted: está a menos de 100 días de dejar la Presidencia –que según
nuestra historia, tradición y Constitución, es el final de una carrera
política– y sigue luchando y tratando de seguir presente en la vida nacional
ejerciendo el control sobre su partido.
Desde
Plutarco Elías Calles no se había visto nada igual, en dos sentidos. Calles fue
realmente el último comandante en jefe del Ejército Mexicano. Los demás
presidentes lo fueron nominalmente, hasta que llegó Calderón.
Calles
usó su poder para regresar a los triunfadores de la Revolución a los cuarteles
y sacó a los generales de la vida pública. Por su parte, Calderón sacó a los
militares de los cuarteles, plantó cara al narcotráfico y le deja a Enrique
Peña Nieto un panorama que requerirá mucha comprensión y trabajo.
Sobre
todas las cosas, Felipe Calderón, el hombre que ganó la Presidencia de la
República, la candidatura desde el partido, tuvo después, en su condición de
presidente de México, uno de los peores rankings del PAN. Perdió la mayoría en
la elección intermedia en 2009; volvió a perder en los comicios para elegir
gobernadores, y la
única vez que pudo ganar, fue cuando hizo alianza con el PRD contra
el PRI.
Ahora
el PAN vive una de las situaciones más curiosas. Normalmente, las
manifestaciones son contra el presidente en turno, quien justo al final de su
mandato, tiende a ser discreto y tranquilo. Calderón, sin embargo, no ha tenido
ninguna manifestación en su contra –hasta ahora– y, curiosamente, se comporta
como si apenas fuera rumbo a la Presidencia, no como si estuviera a punto de
salir de Los Pinos.
Calderón
sabe que la gran prueba de fuego, lo que él ha definido como la “refundación de
la política en México”, no solo la de su partido, ha sufrido un cambio
dramático. Y ¿en qué consiste este cambio? En recuperar toda una lista de
objetivos, valores, propuestas, toda una forma de hacer política de diferente
manera.
Ahora
sí estoy de acuerdo con él. Solamente se puede ganar el poder cuando corres por
un partido en el gobierno a favor del gobierno, porque contra el gobierno es
una locura, salvo que –en realidad– trabajes para que gane el contrario.
¿A
favor de quién está corriendo Felipe Calderón en su intento por controlar al
PAN? ¿A favor de un blanquiazul reducido a ser el socio de las grandes reformas
de los priistas que controlan el Congreso y el Senado (Manlio y Gamboa), o
bien, a favor de ser el tercer partido de ruido, si es que hay entendimiento
entre la izquierda y el PRI para cambiar el panorama?
Felipe
Calderón aspira a administrar la construcción de una nueva agenda nacional,
especialmente desde la perspectiva de las cuestiones de seguridad. ¿Podrá
hacerlo?
No comments:
Post a Comment