Thursday, August 9, 2012

Obama niega haber debilitado la reforma de la asistencia social

Amy Payne



La administración Obama apareció ayer abalanzándose contra sus críticos acerca de debilitar la reforma de la asistencia social, con el secretario de prensa Jay Carney comentando que la acusación de que la administración eliminó los requisitos laborales de la exitosa reforma de 1996 es “categóricamente falsa”  y “descaradamente deshonesta”. Incluso el antiguo presidente Clinton, que firmó la aprobación como ley de la reforma, apareció repitiendo los argumentos del equipo de Obama y diciendo que la acusación “no era cierta”.Los analistas de la Fundación Heritage Robert Rector y Kiki Bradley difundieron por primera vez el 12 de julio la noticia de que el Departamento de Salud y Servicios Sociales (HHS) de Obama había vuelto a redactar la reforma de la época de Clinton para enmendar los requisitos laborales, en una maniobra que los expertos legales Todd Graziano y Robert Alt determinaron como patentemente ilegales.

El nuevo argumento de la administración tiene dos partes: negar las acciones de Obama y afirmar que los gobernadores republicanos, incluido Mitt Romney, trataron de hacer lo mismo. Básicamente que “No hicimos lo que estáis diciendo, pero incluso si lo hicimos, algunos republicanos también lo hicieron”. Ambas partes de este argumento se desacreditan con facilidad.

Afirmación Nº 1 de la administración Obama: No eliminamos los requisitos laborales

Desde que se aprobó la ley en 1996, los líderes demócratas han intentado en todo momento (sin éxito) derogar los estándares laborales de la asistencia social, bloqueando la reautorización del programa de Asistencia Temporal para Familias Necesitadas (TANF) e intentando debilitar sus requisitos. Incapaz de eliminar la “asistencia para el trabajo” mediante la legislación, el HHS de Obama reclamó la autoridad para conceder dispensas que permiten a los estados burlar los requisitos laborales.
Resulta divertido que ahora la secretaria del HHS Kathleen Sebelius declare que la administración abolió los requisitos laborales de la TANF para incrementar el empleo.
El HHS afirma ahora que los estados que están recibiendo una dispensa se deben “comprometer a que sus propuestas trasladarán al menos a un 20% más de personas desde la asistencia social hasta el trabajo comparadas con el anterior desempeño de dicho estado”. Pero dado el índice normal de movimientos en los programas de asistencia social, la forma más sencilla de aumentar el número de gente que pasa de “la asistencia social al trabajo” es incrementando en primer lugar el número de personas que se incorporan a la asistencia social.
Las falsas estratagemas estadísticas como estas eran la norma antes de la reforma de 1996. La ley restringió el uso de falsas mediciones del éxito y estableció unos estándares con sentido: Participar en actividades laborales quería decir auténticas actividades laborales, no “descanso en cama”, “leer” o hacer una hora de búsqueda de trabajo mensual; reducir la dependencia de la asistencia social quería decir reducir el número de casos. Ahora esos estándares ya no existen.
El HHS de Obama reclamó la autoridad para modificar cada aspecto de las disposiciones laborales de la TANF (contenidas en la sección 407), incluyendo “las definiciones de las actividades y la involucración laborales, de las limitaciones específicas, de los procedimientos de verificación y del cálculo de los índices de participación”. En otras palabras, todo el programa laboral. La burocracia del HHS de Sebelius declaró la ley TANF actual como una página en blanco sobre la que poder diseñar cualquier normativa que eligiese.

Afirmación Nº 2 de la administración Obama: Incluso si lo hicimos, lo republicanos también lo intentaron

Aunque la administración Obama está afirmando que no está tratando de burlar los requisitos laborales, también está afirmando que un grupo de gobernadores republicanos trató de hacer lo mismo en 2005. Clinton también comentó en su declaración de ayer que “la normativa de dispensas recientemente anunciada fue inicialmente solicitada” por algunos gobernadores republicanos.
El experto de la Fundación Heritage en asistencia social Robert Rector abordó esta afirmación el pasado 19 de julio. Como explica Rector:
Pero la carta [de los gobernadores] no hace mención en absoluto a dispensar de los requisitos laborales según el programa de Asistencia Temporal para Familias Necesitadas (TANF). De hecho, la legislación fomentada en la carta (la ley de Responsabilidad Personal y Desarrollo Individual para Todos o PRIDE) realmente habría fortalecido los estándares laborales federales. Proponía elevar los índices de participación obligatorios impuestos a los estados desde el 50% hasta el 70% del número de casos de adultos acogidos a la TANF e incrementar las horas de actividad laboral requeridas.
La carta de los gobernadores en realidad contradice el argumento principal de la administración: Si la ley siempre ha permitido que el HHS dispense de los requisitos laborales, entonces ¿por qué los gobernadores simplemente  no solicitaron dispensas al entonces presidente George W. Bush? ¿Por qué se necesitaría una legislación?
Por dos razones: La primera, ha quedado claro durante 15 años que la ley TANF no permitió que el HHS dispensara de los requisitos laborales. La segunda, los gobernadores republicanos no estaban buscando dispensar de los requisitos laborales en ningún momento.

La evolución de Obama desde la asistencia social al trabajo y vuelta al principio

El presidente Obama tuvo un conveniente cambio de parecer respecto a la reforma de la asistencia social cuando fue el momento de presentarse para presidente. En 1998, cuando era senador del estado de Illinois, Obama comentó que:
No era un gran partidario del plan federal que se firmó en 1996. Habiendo dicho eso, creo que hay una potencial oportunidad política que surgió de la reforma de la asistencia social. Y se trata de no segregar a la población acogida a la asistencia social, en referencia a las personas con pocos méritos, negras y pobres, acogidas a la asistencia social que viven en las ciudades, de la población blanca trabajadora con pocos méritos, tanto rural como suburbana.
El mismo año, reiteró que “no estaba totalmente de acuerdo con la legislación de 1996 y probablemente habría votado en contra a nivel federal”.
Pero en 2008, cuando se estaba presentando para ser presidente, Obama comentó que había cambiado de opinión sobre la reforma de la asistencia social: “Estaba mucho más preocupado hace diez años cuando el presidente Clinton en principio firmó el proyecto de ley de que esta pudiera tener resultados desastrosos…Tuvo…funcionó mejor de lo que, creo, mucha gente anticipó. Y, ya sabe, uno de las cosas de las que estoy absolutamente convencido es de que el trabajo es una pieza clave para cualquier normativa social”.
Uno de sus anuncios de la campaña de 2008 pregonaba “el récord de Obama: trasladar a la gente desde la reforma social hasta el trabajo” y prometía que como presidente, “nunca se olvidaría de la dignidad que proviene del trabajo”.
Esta evolución no es sorprendente, considerando la inmensa mayoría de americanos que está a favor de requerir que los beneficiarios de la asistencia social trabajen.
El presidente Obama finalmente ha conseguido lo que los demócratas han estado tratando de hacer durante años. Ha conseguido incluso que el presidente Clinton le dé la espalda a uno de grandes logros de su administración para darle cobertura política, algo en lo que Clinton estuvo rápido. En 1996, Clinton se tuvo que comprometer y permitir los duros requisitos laborales para conseguir que se aprobase la legislación.
Ambos presidentes ya han revelado sus verdaderos sentimientos sobre la asistencia social y no lo pueden negar.

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