Friday, August 10, 2012

Oswaldo Payá: Un Hombre Libre

Oswaldo Payá: Un Hombre Libre

Por Celso Sarduy Agüero
Pasaron algo más de dos semanas de las muertes en un dudoso accidente de tránsito del líder opositor Oswaldo Paya Sardiñas -artífice del Proyecto Varela y fundador del Movimiento Cristiano de Liberación-  y de Harold Cepero Escalante, también miembro de la organización. Sigue prevaleciendo la oscuridad a pesar de la aparente aclaración oficial del hecho.
Las primeras declaraciones de la familia Payá indicaron que el auto donde éste viajaba fue hostigado varias veces por otro vehículo que logró sacarlo de la carretera y chocó contra un árbol. En el accidente resultaron heridos, el español Angel Carromero (Nuevas Generaciones del Partido Popular de Madrid) quien conducía y el sueco Jens Aron Modig (presidente de la Liga Juvenil Cristianodemócrata (KDU).

El pasado 2 de Junio la camioneta en que viajaba Oswaldo Payá Sardiñas junto a su familia fue embestida por un auto y volcó en un céntrico cruce de avenidas de la La Habana. En varias oportunidades había sido amenazado de muerte, tanto él como su familia, por la policía secreta cubana.
Osvaldo Payá Sardiñas  encontró en la formación católica la fuerza y la inspiración para su epopeya civilista. Siguiendo el ejemplo de las organizaciones disidentes de la Europa del Este funda en 1987 el Movimiento Cristiano Liberación (MCL). En 1996 redacta, junto a otros miembros del MCL el Proyecto Varela, iniciativa cívica que intenta provocar cambios en la sociedad cubana aprovechando la propia Constitución y el andamiaje legal de la dictadura.
El Proyecto Varela propone “convertir en leyes el derecho a la libre expresión, a la libertad de prensa y a la libertad de asociación. También el derecho de los ciudadanos a tener sus empresas algo que ahora es privilegio de los extranjeros”. Pretendía, a su vez, “una modificación de la ley electoral nº 72, puesto que ésta es inconstitucional. Además pide una amnistía para presos políticos, y nuevas elecciones.”
Acogiéndose al artículo 88 inciso G de la Constitución de 1992 que reconoce el derecho de los ciudadanos a presentar iniciativas de leyes (si son respaldados por diez mil firmas), Oswaldo Payá Sardiñas y otros miembros del MCL presentan ante la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento unipartidista cubano) el Proyecto Varela.  Esta moción legislativa fue avalada con más de 11 000 firmas de todos los rincones de la Isla (al año siguiente agregaría otras 14 000). Una verdadera proeza en un país donde cada milímetro de la vida de los individuos está rigurosamente vigilado, donde existe una ideocracia  que no permite un ápice de disidencia al pensamiento dominante.
Firmar en Cuba una moción de reforma constitucional y legal implicaba y aún implica la muerte cívica, ser vigilado y hostigado por la Seguridad del Estado y otros grupos parapoliciales, implica la expulsión del sistema educativo o laboral y tarde o temprano ser condenado a largas penas de cárcel.
La Dictadura respondió con una nueva reforma constitucional donde se eternizaba al Socialismo como único sistema de gobierno posible para los cubanos y con la ola represiva conocida como la “Primavera Negra” de 2003. En la misma fueron encarcelados y condenados a través de juicios sumarísimos a penas entre 15 y 28 años de prisión 75 disidentes de todo el espectro político, entre ellos más de 40 gestores del Proyecto Varela.
Una respuesta tan brutal y desmesurada constituyó una derrota moral para el régimen, mostró a muchos de sus amigos y a buena parte de la opinión pública mundial su verdadero rostro: el de un sistema  totalitario sustentado en la arbitrariedad absoluta y el terror, capaz de violar su propia Constitución y sus leyes con el afán de no perder ni un ápice del control que ejerce sobre la sociedad cubana.
En 2002 Oswaldo Payá recibió el Premio Andrei Sajarov de los Derechos Humanos, otorgado por el Parlamento Europeo. Ese mismo año es nominado al Premio Nobel de la Paz por el presidente de la República Checa Václav Havel. Sería nuevamente nominado a dicho premio en 2004, 2008, 2011 y 2012.
Osvaldo Payá Sardiñas fue una figura imprescindible para los demócratas cubanos de las últimas décadas. A través de sus numerosos proyectos cívicos propuso un modelo de transición democrática y pacífica para Cuba, una salida no violenta de la dictadura tratando de reconciliar a un pueblo dividido en dos desde hace más de medio siglo. Al Proyecto Varela le seguirían: el “Proyecto Heredia”, “Diálogo Nacional: Todos Cubanos y “el Camino del Pueblo”, en todos ellos se intentaba de diversas maneras una transición pacífica y ordenada a la democracia vía referéndums populares, donde se proponía hacer valer la soberanía de cada ciudadano y sobre todo que los cubanos pudieran recuperar sus derechos individuales.
Muchos desde la oposición no supimos apreciar en toda su dimensión la importancia de estos proyectos cívicos para una salida gradual y pacífica de la tragedia cubana.  Oswaldo Payá Sardiñas mostró una gran independencia de criterio al manifestar su oposición a la permanencia del embargo norteamericano contra Cuba a pesar de las críticas de vastos sectores de la disidencia dentro y fuera de Cuba. Otro tanto sucedió cuando tuvo discrepancias con la alta jerarquía católica cubana respecto a las condiciones que imponía la Dictadura para permitir la visita del Papa Benedicto XVI a Cuba, sin embargo con su actitud siempre constructiva, sí asistió a la Misa del Papa Benedicto XVI con un gran cartel que rezaba “La Verdad os hará Libres”. Esa actitud  de laico comprometido con su iglesia y su comunidad le valió el homenaje de toda la Iglesia Cubana que cerró filas frente a su trágica desaparición y lo propuso como ejemplo de laico comprometido con el destino de su pueblo legitimándo públicamente en su figura la aspiración a participar en la vida política de la nación como un derecho y un deber del laicocristiano” (1)
En menos de un año han muerto en circunstancias dudosas los dos líderes de la disidencia pacífica más reconocidos  internacionalmente y con más capacidad de liderazgo: Osvaldo Payá y Laura Pollán, esta última fundadora de las Damas de Blanco también reconocida por el Parlamento Europeo con premio Andrei Sajarov (2005) a la libertad de conciencia.  Laura Pollán junto esposas, madres y otras familiares de los 75 prisioneros de la “Primavera Negra” de 2003 salieron a caminar cada domingo  por las calles de La Habana. Vestidas siempre de blanco y con un gladiolo en la mano reclamaban la libertad de sus seres queridos injustamente encarcelados. Su reclamo pacífico recordó a la opinión pública mundial, los gobiernos democráticos y a los organismos internacionales  las violaciones sistemáticas a los derechos humanos que se cometen en Cuba.En Octubre de 2011 contrajo un virus respiratorio después de un forcejeo con grupos parapoliciales que las reprimían violentamente. Fue internada en un hospital de La Habana, al parecer, allí sufrió el contagio con otros virus infecciosos que le provocarían la muerte. Lamentablemente su cuerpo fue incinerado por lo que nunca se podrá investigar  la causa real de su deceso.
La dictadura de los hermanos Castro ha aggiornado sus métodos represivos; ahora, gracias a la vigilancia internacional respecto a las violaciones de los derechos humanos y al mayor acceso a la información ya no puede fusilar y condenar a los opositores como lo hizo por décadas en tiempos de la Guerra Fría. Ahora asedia los hogares de los disidentes, los encarcela por cortos períodos y sin formularles cargos. Probablemente se ha vuelto a beber de las fuentes: la vieja tradición criminal de la KGB y otros servicios de inteligencia de Europa del Este por lo que no es descabellado pensar que pudiera haber sofisticado sus técnicas de eliminar contrarios con sospechosos accidentes o virus mortales.
Hay razonables dudas de que esta tragedia haya sido provocada, pues si hubiese sido casual el accidente es sospechoso que se detenga e incomunique una semana a los sobrevivientes, se impida una investigación independiente y se le niegue el acceso a la prensa internacional al lugar del hecho. Máxime al ser uno de los fallecidos una personalidad de renombre internacional.
Que el régimen haya tardado tanto para dar una explicación de lo sucedido y lo haga mediante la presentación de un montaje mediático de neto corte estalinista donde los extranjeros detenidos se desdicen de los mensajes de textos enviados mientras eran perseguidos por el otro vehículo y ratifiquen, con puntos, comas y la versión oficial, en vez de aclarar, oscurece lo acaecido.  Lo que no pudieron controlar los carceleros fue el lenguaje gestual de los aterrorizados prisioneros sin duda sometidos a una gran presión e incertidumbre sobre su propio futuro en manos de la dictadura, y aún en la terminología verbal era manifiesto que había un guión pues se utilizaron localismos que jamás hubiese utilizado un español y menos aún un sueco .  Para coronar este teatro, el sueco Modig luego de regresar a su país ha suspendido una conferencia de prensa para, según sus propias palabras no perjudicar al español retenido en la isla”... le faltó decir, sin garantías… Es evidente que ambos extranjeros al igual que sus gobiernos respectivos están siendo extorsionados por la Tiranía que aprovecha este caso para intimidar a las ONG y partidos políticos que intenten ayudar a la disidencia interna cubana en el futuro.
Osvaldo Payá Sardiñas tuvo como norte la verdad y el bien común. Su formación en los valores cristianos y sus convicciones lo hicieron capaz de una hazaña que los cubanos creían imposible de llevar a cabo en medio del propio corazón de un régimen cruel y opresivo: ejercer la Libertad de conciencia y vivir de acuerdo a valores democráticos.
Con ese coraje y determinación logró transmitir y comprometer a muchos de sus conciudadanos incluso de las nuevas generaciones de jóvenes con la esperanza y la acción para una Cuba democrática y plural. Tal es el caso de Harold Cepero Escalante (gestor del Proyecto Varela expulsado de la Universidad de Camagüey),  un joven que supo dejar a un lado el temor y el conformismo y comprometerse con valores que subyacen en la conciencia de muchos cubanos que aún después de 50 años de adoctrinamiento comunista se sienten poseedores de derechos inalienables que ningún poder puede conculcarles.
La gesta de Payá Sardiñas no ha terminado, él creyó y enseñó a muchos cubanos a creer que existe una oportunidad para salir de este marasmo sin futuro en que los ha metido la dictadura castrista. El reclamó ante el mundo para los cubanos el derecho de ser personas “con derechos a tener derechos”.  El Movimiento Cristiano de Liberación tendrá ahora la fuerza de quienes han visto a su líder entregar  su vida por este ideal.  A lo largo de la historia se ha asesinado a muchos líderes que como él han defendido hasta el martirio el ideal del amor la paz y la justicia para sus pueblos y, a pesar de la aparente victoria de los asesinos, estos ideales han crecido y han prosperado aún con más fuerza después. Payá y también el joven Cepero serán simiente. Cuba espera de todos y cada uno de los cubanos que aprendan como Payá a ejercer la libertad y los derechos que les pertenecen.

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