Oswaldo Payá: Un Hombre Libre

Por Celso Sarduy Agüero
Pasaron algo más de dos semanas de las muertes en un dudoso accidente de tránsito del líder opositor Oswaldo Paya Sardiñas -artífice del Proyecto Varela y fundador del Movimiento Cristiano de Liberación-  y de Harold Cepero Escalante, también miembro de la organización. Sigue prevaleciendo la oscuridad a pesar de la aparente aclaración oficial del hecho.
Las primeras declaraciones de la familia
 Payá indicaron que el auto donde éste viajaba fue hostigado varias 
veces por otro vehículo que logró sacarlo de la carretera y chocó contra
 un árbol. En el accidente resultaron heridos, el español Angel 
Carromero (Nuevas Generaciones del Partido Popular de Madrid) quien 
conducía y el sueco Jens Aron Modig (presidente de la Liga Juvenil 
Cristianodemócrata (KDU).
El pasado 2 de Junio la camioneta en que
 viajaba Oswaldo Payá Sardiñas junto a su familia fue embestida por un 
auto y volcó en un céntrico cruce de avenidas de la La Habana. En varias
 oportunidades había sido amenazado de muerte, tanto él como su familia,
 por la policía secreta cubana.
Osvaldo Payá Sardiñas  encontró en la 
formación católica la fuerza y la inspiración para su epopeya civilista.
 Siguiendo el ejemplo de las organizaciones disidentes de la Europa del 
Este funda en 1987 el Movimiento Cristiano Liberación (MCL). En 1996 
redacta, junto a otros miembros del MCL el Proyecto Varela, iniciativa
 cívica que intenta provocar cambios en la sociedad cubana aprovechando 
la propia Constitución y el andamiaje legal de la dictadura.
El Proyecto Varela propone “convertir en
 leyes el derecho a la libre expresión, a la libertad de prensa y a la 
libertad de asociación. También el derecho de los ciudadanos a tener sus
 empresas algo que ahora es privilegio de los extranjeros”. Pretendía, a
 su vez, “una modificación de la ley electoral nº 72, puesto que ésta es
 inconstitucional. Además pide una amnistía para presos políticos, y 
nuevas elecciones.”
Acogiéndose al artículo 88 inciso G de 
la Constitución de 1992 que reconoce el derecho de los ciudadanos a 
presentar iniciativas de leyes (si son respaldados por diez mil firmas),
 Oswaldo Payá Sardiñas y otros miembros del MCL presentan ante la 
Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento unipartidista cubano) el
 Proyecto Varela.  Esta moción legislativa fue avalada con más de 11 000
 firmas de todos los rincones de la Isla (al año siguiente agregaría 
otras 14 000). Una verdadera proeza en un país donde cada milímetro de 
la vida de los individuos está rigurosamente vigilado, donde existe una 
ideocracia  que no permite un ápice de disidencia al pensamiento 
dominante.
Firmar en Cuba una moción de reforma 
constitucional y legal implicaba y aún implica la muerte cívica, ser 
vigilado y hostigado por la Seguridad del Estado y otros grupos 
parapoliciales, implica la expulsión del sistema educativo o laboral y 
tarde o temprano ser condenado a largas penas de cárcel.
La Dictadura respondió con una nueva 
reforma constitucional donde se eternizaba al Socialismo como único 
sistema de gobierno posible para los cubanos y con la ola represiva 
conocida como la “Primavera Negra” de 2003. En la misma fueron 
encarcelados y condenados a través de juicios sumarísimos a penas entre 
15 y 28 años de prisión 75 disidentes de todo el espectro político, 
entre ellos más de 40 gestores del Proyecto Varela.
Una respuesta tan brutal y desmesurada 
constituyó una derrota moral para el régimen, mostró a muchos de sus 
amigos y a buena parte de la opinión pública mundial su verdadero 
rostro: el de un sistema  totalitario sustentado en la arbitrariedad 
absoluta y el terror, capaz de violar su propia Constitución y sus leyes
 con el afán de no perder ni un ápice del control que ejerce sobre la 
sociedad cubana.
En 2002 Oswaldo Payá recibió el Premio Andrei Sajarov de los Derechos Humanos ,
 otorgado por el Parlamento Europeo. Ese mismo año es nominado al Premio
 Nobel de la Paz por el presidente de la República Checa Václav Havel. 
Sería nuevamente nominado a dicho premio en 2004, 2008, 2011 y 2012.
Osvaldo Payá Sardiñas fue una figura 
imprescindible para los demócratas cubanos de las últimas décadas. A 
través de sus numerosos proyectos cívicos propuso un modelo de 
transición democrática y pacífica para Cuba, una salida no violenta de 
la dictadura tratando de reconciliar a un pueblo dividido en dos desde 
hace más de medio siglo. Al Proyecto Varela le seguirían: el “Proyecto Heredia”, “Diálogo Nacional: Todos Cubanos” y “el Camino del Pueblo”,
 en todos ellos se intentaba de diversas maneras una transición pacífica
 y ordenada a la democracia vía referéndums populares, donde se proponía
 hacer valer la soberanía de cada ciudadano y sobre todo que los cubanos
 pudieran recuperar sus derechos individuales.
Muchos desde la oposición no supimos 
apreciar en toda su dimensión la importancia de estos proyectos cívicos 
para una salida gradual y pacífica de la tragedia cubana.  Oswaldo Payá 
Sardiñas mostró una gran independencia de criterio al manifestar su 
oposición a la permanencia del embargo norteamericano contra Cuba a 
pesar de las críticas de vastos sectores de la disidencia dentro y fuera
 de Cuba. Otro tanto sucedió cuando tuvo discrepancias con la alta 
jerarquía católica cubana respecto a las condiciones que imponía la 
Dictadura para permitir la visita del Papa Benedicto XVI a Cuba, sin 
embargo con su actitud siempre constructiva, sí asistió a la Misa del 
Papa Benedicto XVI con un gran cartel que rezaba “La Verdad os hará 
Libres”. Esa actitud  de laico comprometido con su iglesia y su 
comunidad le valió el homenaje de toda la Iglesia Cubana que cerró filas
 frente a su trágica desaparición y lo propuso como ejemplo de laico 
comprometido con el destino de su pueblo legitimándo públicamente en su 
figura “la aspiración a participar en la vida política de la nación como un derecho y un deber del laicocristiano” (1)
En menos de un año han muerto en 
circunstancias dudosas los dos líderes de la disidencia pacífica más 
reconocidos  internacionalmente y con más capacidad de liderazgo: 
Osvaldo Payá y Laura Pollán, esta última fundadora de las Damas de 
Blanco también reconocida por el Parlamento Europeo con premio Andrei 
Sajarov (2005) a la libertad de conciencia.  Laura Pollán junto esposas,
 madres y otras familiares de los 75 prisioneros de la “Primavera Negra”
 de 2003 salieron a caminar cada domingo  por las calles de La Habana. 
Vestidas siempre de blanco y con un gladiolo en la mano reclamaban la 
libertad de sus seres queridos injustamente encarcelados. Su reclamo 
pacífico recordó a la opinión pública mundial, los gobiernos 
democráticos y a los organismos internacionales  las violaciones 
sistemáticas a los derechos humanos que se cometen en Cuba.En Octubre de
 2011 contrajo un virus respiratorio después de un forcejeo con grupos 
parapoliciales que las reprimían violentamente. Fue internada en un 
hospital de La Habana, al parecer, allí sufrió el contagio con otros 
virus infecciosos que le provocarían la muerte. Lamentablemente su 
cuerpo fue incinerado por lo que nunca se podrá investigar  la causa 
real de su deceso.
La dictadura de los hermanos Castro ha 
aggiornado sus métodos represivos; ahora, gracias a la vigilancia 
internacional respecto a las violaciones de los derechos humanos y al 
mayor acceso a la información ya no puede fusilar y condenar a los 
opositores como lo hizo por décadas en tiempos de la Guerra Fría. Ahora 
asedia los hogares de los disidentes, los encarcela por cortos períodos y
 sin formularles cargos. Probablemente se ha vuelto a beber de las 
fuentes: la vieja tradición criminal de la KGB y otros servicios de 
inteligencia de Europa del Este por lo que no es descabellado pensar que
 pudiera haber sofisticado sus técnicas de eliminar contrarios con 
sospechosos accidentes o virus mortales.
Hay razonables dudas de que esta 
tragedia haya sido provocada, pues si hubiese sido casual el accidente 
es sospechoso que se detenga e incomunique una semana a los 
sobrevivientes, se impida una investigación independiente y se le niegue
 el acceso a la prensa internacional al lugar del hecho. Máxime al ser 
uno de los fallecidos una personalidad de renombre internacional.
Que el régimen haya tardado tanto para 
dar una explicación de lo sucedido y lo haga mediante la presentación de
 un montaje mediático de neto corte estalinista donde los extranjeros 
detenidos se desdicen de los mensajes de textos enviados mientras eran 
perseguidos por el otro vehículo y ratifiquen, con puntos, comas y la 
versión oficial, en vez de aclarar, oscurece lo acaecido.  Lo que no 
pudieron controlar los carceleros fue el lenguaje gestual de los 
aterrorizados prisioneros sin duda sometidos a una gran presión e 
incertidumbre sobre su propio futuro en manos de la dictadura, y aún en 
la terminología verbal era manifiesto que había un guión pues se 
utilizaron localismos que jamás hubiese utilizado un español y menos aún
 un sueco .  Para coronar este teatro, el sueco Modig luego de regresar a
 su país ha suspendido una conferencia de prensa para, según sus propias
 palabras no perjudicar al español retenido en la isla”... le faltó 
decir, sin garantías… Es evidente que ambos extranjeros al igual que sus
 gobiernos respectivos están siendo extorsionados por la Tiranía que 
aprovecha este caso para intimidar a las ONG y partidos políticos que 
intenten ayudar a la disidencia interna cubana en el futuro.
Osvaldo Payá Sardiñas tuvo como norte la
 verdad y el bien común. Su formación en los valores cristianos y sus 
convicciones lo hicieron capaz de una hazaña que los cubanos creían 
imposible de llevar a cabo en medio del propio corazón de un régimen 
cruel y opresivo: ejercer la Libertad de conciencia y vivir de acuerdo a
 valores democráticos.
Con ese coraje y determinación logró 
transmitir y comprometer a muchos de sus conciudadanos incluso de las 
nuevas generaciones de jóvenes con la esperanza y la acción para una 
Cuba democrática y plural. Tal es el caso de Harold Cepero Escalante 
(gestor del Proyecto Varela expulsado de la Universidad de Camagüey), 
 un joven que supo dejar a un lado el temor y el conformismo y 
comprometerse con valores que subyacen en la conciencia de muchos 
cubanos que aún después de 50 años de adoctrinamiento comunista se 
sienten poseedores de derechos inalienables que ningún poder puede 
conculcarles.
La gesta de Payá Sardiñas no ha 
terminado, él creyó y enseñó a muchos cubanos a creer que existe una 
oportunidad para salir de este marasmo sin futuro en que los ha metido 
la dictadura castrista. El reclamó ante el mundo para los cubanos el 
derecho de ser personas “con derechos a tener derechos”.  El Movimiento 
Cristiano de Liberación tendrá ahora la fuerza de quienes han visto a su
 líder entregar  su vida por este ideal.  A lo largo de la historia se 
ha asesinado a muchos líderes que como él han defendido hasta el 
martirio el ideal del amor la paz y la justicia para sus pueblos y, a 
pesar de la aparente victoria de los asesinos, estos ideales han crecido
 y han prosperado aún con más fuerza después. Payá y también el joven 
Cepero serán simiente. Cuba espera de todos y cada uno de los cubanos 
que aprendan como Payá a ejercer la libertad y los derechos que les 
pertenecen.
 
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